Este libro, escrito sin apuro, encierra fragmentos de mi vida.
El desconsuelo y las penas, el recuerdo y los amores hechos con palabras de todos los días. Un manojo de poemas engendrados en el alma.
La soledad me llevó hacia lo más profundo de mí, el silencio acrecentaba íntimos murmullos y comencé a sentir que en ese lugar, estaban todas las respuestas. Lo percibía como una cueva, un refugio acogedor sin límites, era el centro de mi corazón o para darle verdadero sentido, el corazón de mi Centro.
Desde allí mi instinto ancestral de mujer me indicaba que yo era capaz de rehacerme, de renacer, de seguir andando. Eran varias las voces que me alentaban, todas provenían del mismo lugar. Tendría que iniciar el camino de retorno a la vida, debía atreverme a esquivar el juego sucio de mi ego, elevarme y abandonar la oscuridad que él mismo había creado.
Decidí desandar el camino de la mano de mis maravillosos y antiquísimos dones, la imaginación, la creatividad, la valentía, la alegría, la fe y sobre todos ellos el Amor.
La vida es un regalo, un Don maravilloso, cada uno de nosotros conforma una maravilla. No somos la imagen que nos devuelve el espejo. Somos infinitamente más que eso
Por eso decidí sentarme del otro lado del espejo y sorpresivamente me encontré conmigo.
“Quien volviendo a hacer el camino viejo aprende el nuevo, puede considerarse un maestro”
Confucio.
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